viernes, 4 de octubre de 2013

Los Celos

Para empezar un perro no tiene comportamientos “éticos”, no hace las cosas por el simple hecho de molestarnos… y no siente celos de otros animales y personas como nosotros lo sentimos.
El perro ante la llegada de otro miembro más a la familia, un bebe, un gato u otro perro puede sentirse desplazado, relegado a posiciones inferiores dentro del grupo del que forma parte. Si queremos que esto no ocurra y que note lo menos posible la incorporación del nuevo miembro, deberemos dedicarle tiempo, o por lo menos el mismo que le dedicábamos antes.

 

Los especialistas recomiendan que, en el caso de la llegada de un bebé al hogar, debamos de prestar más atención al perro cuando el niño está presente; con este sencillo gesto conseguiremos que el animal identifique la presencia del niño con algo positivo.
Si la presencia de otro animal, otro ser vivo, cuando el perro está con nosotros desvía la atención, se sentirá relegado, afectado y esto podría desencadenar en comportamiento no deseados.

Cada mascota tiene su peculiar forma de demostrar su disgusto y decepción por algo, pero normalmente observaremos en nuestro amigo una actitud más agresiva, apática o depresiva, por lo que debemos apoyarlo al máximo para que supere este pequeño bache.

 

Los celos tienen que ver con la educación que nosotros le demos desde chiquitín. Ya sabemos, que una buena educación desde temprana edad nos evitará muchos disgustos cuando nuestro perro cuando se manifiesta este tipo de conducta puede convertirlo, en ocasiones, en un animal violento y provocador. Sin embargo, al instante, y sin previo aviso, volverá de nuevo a ser adorable en un corto periodo de tiempo.
Tal vez nos dé por pensar, si no entendemos su conducta que tenemos un perro en casa con doble personalidad.

Simplemente que nuestro amigo no sabe canalizar la nueva situación y como hacer para que toda nuestra atención vuelva a ser suya, y cree que de malas maneras y enfadándose lo va a conseguir, pero al rato parece darse cuenta de su mal comportamiento nos pondrá esa carita tan característica de pena y pretenderá que lo compadezcamos y perdonemos.

Ante esto, ¿qué debemos hacer?

 

Lo que nunca, nunca debemos usar, es el castigo físico, con ninguna mascota. No debemos de perder la calma ni enfadarnos ya que lo único que conseguirá sería empeorar la situación.
Debemos, como se dijo antes, dedicarle tiempo, jugar con él, educarlo, no se precisa mucho tiempo, pero es esencial no privarle de él.

Si socializamos bien al perro, cuando crezca no será un egocéntrico y egoísta.

Educación y tiempo es un binomio que nos llevará indefectiblemente al éxito y que nuestro perro sea feliz y equilibrado a nuestro lado.

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