El paseo es la ejercicio primario que requiere nuestro perro. El tiempo que le dediquemos a este ejercicio debe depender del nivel de energía del perro. Hay perros con unos niveles de energía tan elevados que pueden necesitar hasta siete horas de ejercicio diario.
Con este ejercicio se crea un fuerte vínculo entre el perro y el líder de la manada. De este modo nuestro perro aceptará su condición de perro y asumirá que el resto somos los líderes.
Para saber si estamos paseando bien a nuestro perro solo debemos mirar la posición de nuestro perro respecto a nosotros. El lugar adecuado es a nuestro lado o incluso detrás.
La correa puede ser la básica de mas o menos metro y medio o la extensible. La mayoría de expertos suelen recomendar la básica. Aunque la mayoría nos decidimos por la extensible ya que asociamos la correa extensible con libertad. Esta no es una mala elección si somos capaces de dominar el paseo, aunque en la mayoría de los casos los perros que llevan correa acaban paseando a sus dueños.
Antes de salir de casa hemos de ponerle la correa a nuestro perro y esto se debe hacer sólo cuando el perro esté tranquilo, es decir, sumiso. Por otro lado puede que ni siquiera nos fijemos pero a la hora de salir de casa nuestro perro suele salir siempre antes que nosotros. Pensamos que el motivo es que está contento porque sale a pasear. Eso es un error, el líder de la manada siempre tiene que salir o entrar antes, el perro ha de ser el último.
Durante el paseo tenemos que controlar que nuestro perro vaya a nuestro lado o detrás hasta que consideremos que ya hemos caminado bastante (suele ser una media hora, dependiendo de la energía del perro). Este es el momento de dejarle un tiempo para que pueda hacer sus cosas pero marcando unas reglas. Es decir nosotros somos los que le tenemos que marcarle en que momento tiene que hacer cada cosa. Se trata de una libertad con normas, que es lo que tendrían si vivieran en libertad.
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